viernes, 14 de marzo de 2014

UNA VIDA DEMASIADO CORTA- La Tragedia de Robert Enke by Ronald Reng

Justo anoche me acabé el libro.
Ví el reportaje  de Michael Robinson en su programa " Informe Robinson " sobre Robert Enke y me movió algo por dentro, quizá porque soy mamá de un portero, que con apenas 6 años ha jugado en ese puesto desde los 3, que lo siente muy pasionalmente y quise ver lo que se puede llegar a sufrir bajo los palos, así que me compré el libro.

Con el libro he descubierto que no es simplemente un puesto, es algo más...
El estar en " la jaula" como sé que algunos porteros han llegado a llamar a la portería, les hace diferentes, ni para bien, ni para mal, ni mejores ni peores, sino, DIFERENTES... y esta diferencia se nota en el carácter.
Siempre se dice que los porteros están locos, como una chota, que no tienen miedo, sólo ambición por parar el gol... Quizá sea verdad, quizá están hechos de otra pasta... su mundo es bajo aquellos palos que custodian como su propia vida, delante de aquella red que protegen como si de una araña se tratase... La tensión es su compañera durante los minutos que dura el partido, no tienen margen a la distracción, esto puede costar el partido.

No sé si todos luchan por ser los mejores, pero sí que tienen una batalla cada partido, salir del campo sin haber encajado un gol, esa es su meta...

Lejos de paradas que dejan con la boca abierta, de saltos que parece que el portero vuele, ellos eso no lo ven, ellos sólo ven un balón que deben atrapar o despejar y si comenten un error, se les sentencia.
No es lo mismo que un delantero falle un gol cantado, una falta o un penalty... mañana será otro día pero si el portero falla, la sentencia puede ser fatal, demoledora psicológicamente... y vienen las dudas del porqué del gol: " me he posicionado bien?, porqué no he salido antes? estaba demasiado adelantado, demasiado pegado a la línea de portería? Porqué he dudado, porqué he querido atraparla y no despejarla? porqué no al revés? Porqué no chillé al defensa ?... "...

El portero, o al menos mi " mini portero", no deja nada al azar, todo lo examina... Con su edad esto sólo dura un rato pero supongo que a medida que crecen, esto se va afianzando en ellos y cuando veo que a Robert Enke le podía todo esto me estremezco y pienso que hasta dónde puede llegar el querer perfeccionar nuestras dotes, cuánto daño nos puede hacer lo que tanto amamos por no haberlo hecho lo suficientemente bien a los ojos de los demás y que acaba siendo también de esta manera a nuestros ojos y que nos hace caer en una espiral de oscuridad, de ser incapaces de superar ciertos miedos...

También se mezclan cosas personales, por supuesto ( en el caso de Robert Enke muy duras, cierto es ), pero da qué pensar... No debería ser algo con lo que disfrutar? Y si tu pasión se convierte en tu profesión, creo que no hay nada mejor que eso...Pero nuestra cabeza puede ser nuestro peor enemigo, llenándonos la vida de miedo llegando hasta a paralizarnos y buscar una solución que parece la correcta y sin duda, es la más errónea de todas...

La historia de Rober Enke me ha hecho pensar, no sólo en mi hijo y su posición en el campo de juego, la presión que tiene encima cada partido ( ahora poquita, hay que decir la verdad, ), sino en la vida en general, en lo frágil que puede ser nuestra felicidad, cómo esta se puede romper por un comentario de alguien que incluso no conocemos, de una crítica, de un miedo a no hacerlo bien, a no estar a la altura de las circunstancias en la situación que sea y he comprendido que a veces, nuestro peor enemigo, somos NOSOTROS MISMOS.

D.E.P Robert Enke, se perdió un gran portero pero creo que ante todo, se perdió una gran persona.Gracias a Teresa Enke y a Ronald Reng por compartir la historia y por hacernos un poquito más conocedores de lo que es la depresión y de la bomba de relojería que puede llegar a ser nuestra cabeza.



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